La verdad es que el tiempo está loco. Después de un verano pasado por agua, llega el otoño y nos sorprende con unas temperaturas de lujo, ideales para hacer actividad.
Oviedo es una ciudad que ofrece múltiples posibilidades a los que nos gusta la bici de montaña. En un radio de diez km puedes rodar cinco horas, por caminos y "caleyas" apenas transitados. Después de un cuarto de hora pedaleando, da la sensación de estar en cualquier lejano pueblo. No al lado del Teatro Campoamor o la Catedral.
Así que el Martes salí a rodar, y de paso controlar las zonas de castañedos para otro día recoger sus -para mi- exquisitos frutos. jeje.
Bosque de castaños en la falda del Naranco.
Pese a estar bajo los árboles, el Sol hacía "pupita"
Camino del Violeo.
Nido de ametralladora. Aquí tuvo lugar una de las más duras batallas de la Guerra Civil.
Camino al Puente de Gallegos.
Oviedo desde El Escamplero.